TEXTOS

Manifiestasaurio

Un meteorito

Construyeron grandes metrópolis

Dicen que nos extinguimos,

desecho de esta ruina a la que llamamos ciudad.

Dicen que nuestros cuerpos fueron reducidos a fósiles, consumidos como combustible de esta máquina que nunca para.

Se viste de grandes edificios, de aparadores, de democracia, de capital cultural de Latinoamérica

Nauseabunda, metálica, industrial, sabor a caño…

¿Es el aire o es la puta vida que me quita las ganas de salir y respirar?

Me asfixia este aire atascado de petróleo, de cadáveres, repleto de miedo, me asfixio y sigo.

Seguimos encerrados en el metro o en empleos de telemarketing, seguimos encerrados en las universidades, en los museos, en los teatros, seguimos pagando nuestro futuro a plazos chiquitos, seguimos, aún sin agua, aún sin aire aún sin futuro, pero seguimos.

Absorbidos por la ciudad, hemos fracasado.

Hemos sabido aceptar la rabia y disimularla tanto que a veces parece que no existe.  Y nos fumamos un porro y desaparece, y nos cojemos y desaparece, y nos pagan y desaparece, y vemos una peli y desaparece...

Nos queda

Ser godinez y ganar algo medianamente para vivir mediocremente felices

O escapar de ello para hacer lo que verdaderamente nos gusta sin un centavo en la bolsa, romantizando nuestra pobreza porque por lo menos somos apasionados.

Nos queda quejarnos en silencio y eso es lo que mejor sabemos hacer: deslizar, deslizar, deslizar, leer, compartir, dar like, dejar de seguir, dar me enoja, responder, esperar, responder, esperar, deslizar, deslizar… y así hasta el puto infinito.

La fuerza de un meteorito a punto de extinguirnos

¿Cuándo comenzará la explosión?

no pasa nada.

Huimos

 y encontramos a más como nosotros,

Nos reconocimos parte de la ruina, no podemos vivir fuera de ella, y tampoco se trata de eso, no importa a donde vayamos siempre la llevamos con nosotros (ingenuos chilangos).

Se trata de cómo habitar la ruina, cómo vivir.


Dicen que desde arriba nos miran y piensan que nunca ganaremos,

nosotros armados con palabras y gestos,

una guerrilla de perdedores


Tenemos rabia

y no vamos a esperar más,

 y seguro no lo vamos a hacer bien,

y seguro no la vamos a pasar bien

y nos vamos a cansar,

Estaremos agotados, pero esta vez no desistiremos.  

hoy nuestra lucha es por la felicidad

“Nos reunimos, jugamos, hacemos teatro, salimos de fiesta, bailamos, robamos vinos, dulces, encontramos nuevos amigos, nuevos refugios, nuevos hogares, lloramos, peleamos y también nos enamoramos, compartimos el pan, una cama, un chiste, un cariño, es decir, hacemos c o m p a ñ i a s a u r i a.”

Hoy gritamos desde la ruina

No nos han extinto, nuestra revolución es estar vivos.

No queremos una vida seria, sino una vida sauria.

Una vida que no obedezca mandatos ni leyes, no amaestrada no determinada.  

Donde renunciemos a ser esta o aquella cosa, donde lo familiar se vuelva extraño, donde lo común, lo repetido, lo obligatorio si se quiere sea posibilidad, sea potencia, sea disidencia, en pocas palabras, “donde en el cómo vivir se nos juegue el vivir mismo.”

Este colectivo es por un “habitar más fuerte”, por un tiempo no capitalizable, por nosotros.

Por ahora sólo nos queda nuestro teatro clandestino, nuestro colectivo indocumentado, nuestra vida ilegal pero Okuparemos, con k, otros tiempos, otros lugares, otros escenarios.

No nos interesa el éxito “esto es, cuando todo el mundo aplaude, es decir cuando no se dice nada más”,

queremos sembrar bombas en sus cabezas, boicotear sus inconscientes, emancipar su placer, iniciar una revolución de los impulsos, una revolución que no vendrá, ya está aquí, antes que nosotros, antes que el meteorito, antes que la extinción.

El teatro como los dinosaurios no es objeto de museos o contemplación, está vivo y es peligroso, es incendiario, es contagioso y habita entre nosotros.

Tal vez no lo logremos, tendremos que darnos cuenta cuando estemos en peligro de ser unos fachos de mierda. Tal vez fracasemos, eso no importa, insistiremos, seguiremos siendo una guerrilla de perdedores.

Nuestra revolución es estar vivos.

No esperamos permisos, ni becas, ni espacios, ni madurez, ni experiencia, ni recursos, ni institutos, ni siquiera los esperamos a ustedes.

NOTA: Nada es nuestro todo es robado, ni siquiera esta frase.